miércoles, 9 de marzo de 2011

El marxismo venezolano y sus raíces aéreas

Arbol marxista, raíces al aire....


La historia reciente venezolana exhibe una influencia hasta desproporcionada del pensamiento marxista en algunos sectores académicos, sindicales y artísticos de la población. A pesar de esto la mayoría de estos sectores actúan en el mundo real en claro apego a los valores de la democracia liberal y humanista y no en seguimiento de la teoría y, mucho menos todavía, de la práctica marxista-comunista. De cada cien venezolanos que leyeron el mensaje anti-autocrático de Plejanov y cargaron El Capital debajo del brazo, muchos probablemente sin leerlo, se pueden contar con los dedos de una mano los venezolanos quienes continuaron definiéndose como comunistas en etapas posteriores de sus vidas. Hoy en día, la minoría venezolana que cierra filas en el PCV es bolchevique, grupo contra el cua insurgió Plejanov.

El origen de este fenómeno parece tener bastante que ver con la pugna entre la dictadura de Juan Vicente Gómez y los estudiantes rebeldes de 1928. .En aquella época el marxismo teórico, representado por Plajanov, se entrelazaba todavía con las amables utopías francesas e inglesas. Aunque ya Stalin era un monstruo en plena incubación, aún no había llegado a revelarse como el carnicero despótico que llegría a ser poco después. Era la época en la cual se decía en Venezuela que Stalin era hijo de gómez y de una bailarina rusa que había visitado Venezuela en 1879 (tendría que haber bailado en La Mulera). En otras palabras, el marxismo era respetable, sobretodo porque se oponia al concepto del autócrata primitivo y poco sofisticado representado por el gomecismo. Quienes luchaban contra la dictadura de aquel tiempo encontraban en escritores soviéticos como Máximo Gorki una fuente de inspiración.
Papá de Stallin?
                                                              

Dos de mis tíos maternos, Víctor y Manolo García Maldonado, figuraron como los fundadores de las primeras células del Partido Comunista Venezolano, junto a José Antonio Mayobre, Mariano Fortoul y otros. Mi mamá y una de sus hermanas, Margot, se constituyeron en formidables catalizadores de la resistencia anti-gomecista, motorizando la ayuda que recibían desde afuera los estudiantes presos. De todos los arriba mencionados solo Margot y Víctor fueron realmente y permanecieron comunistas durante el resto de sus vidas. Victor más contemplativo y soñador, Margot una verdadera activista. José Antonio Mayobre, por supuesto, llegó a ser un politíco destacado, muy alejado de su pasada experiencia marxista. A Mariano Fortoul me lo encontraría, mucho después, en 1950, como recepcionista del desaparecido Hotel Robert Fulton, de Nueva York, viviendo la vida pacífica de un pequeño burgués en la meca del imperialismo.

Mi madre conservó su pasión por el mejoramiento de la comunidad, de la sociedad y motorizó durante sus vida programas de este tipo en Los Teques: vacunación masiva, alfabetización, educación en valores para niños, todo lo que fuese para mejorar la condición del venezolano. Politicamente fue conservadora.

Si esta experiencia familiar que describo es extrapolable al grueso de la población parecería que el marxismo nunca llegó a echar raíces profundas en el alma venezolana. Sin embargo, ha sido un factor influyente en la postura generalmente anti-estadounidense de un importante sector académico e intelectual y en la arraigada creencia popular de que “ser de izquierda” es ser progresista y “ser de derecha es ser retrógrado”, cuando con mucha frecuencia es todo lo contrario.

La prueba de la esencial falta de “sex appeal” del marxismo en el venezolano es su tradicionalmente débil fuerza electoral y el también reducido número de miembros del llamado Partido Comunista de Venezuela, el cual – dice la gente - celebra sus convenciones en un Volkswagen.

Las raíces al aire que extendió el marxismo en la Venezuela del siglo XX no han logrado generar frutos importantes. Los destacados líderes políticos venezolanos, Betancourt, Leoni y Villaba, leyeron marxismo pero pronto se fueron por sendas profundamente democráticas. Algunos de nuestros destacados intelectuales y artistas apenas fueron “marxistas” de salón. Miguél Otero Silva, adinerado y muy burgués, Aquiles Nazoa, más parecido a un San Francisco de Asís que a un seguidor de Stalin, Antonio Estévez un simpatizante moderado, ningun pintor de renombre.

Hoy en día vemos agrupados bajo el rótulo comunista un reducido número de venezolanos muy mediocres, no hay uno solo de importancia nacional en ningun sector. La gente del chavismo no es marxista ni comunista, apenas castrista y amante del dinero mál habido.

El Partido Comunista de Venezuela, aliado del chavismo, disfrutando por primera vez de las mieles del poder, celebró su Comgreso recientemente y publicó un documento divertidísimo sobre la situación política y social venezolana. Tendremos ocasión de comentarlo en una próxima entrega.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Acabo de terminar de leer "Dos Golpes y una Transicion" de Enrique Tejera Paris. Mucho de lo que mencionas esta muy bien relatado en este libro, pero durante la dictadura de Perz Jimenez. Lo recomiendo.

Anónimo dijo...

Como católico que siempre he sido, JAMÁS paso por mi mente algo tan absurdo como ser comunista.

Anónimo dijo...

ANONIMO NO SABE LO BIEN QUE SE SIENTE SER CATOLICO........Y COMUNISTA

JG